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2-32) PACO "EL BIRRAS", el Yeti de la ACHO BOWL
En lo más profundo de las montañas de Krudfjord, donde el viento corta como cuchillas y la nieve no cesa ni en verano, habita una leyenda peluda: Paco "el Birras", un Yeti colosal cuya pasión por la cerveza rivaliza únicamente con su amor por el Blood Bowl.
Desde su nacimiento en una caverna helada, Paco supo que no era un Yeti común. Mientras sus hermanos aprendían a cazar jabalíes, él descubría el arte de la fermentación artesanal. A falta de fuego, utilizó magia rúnica de escarcha para mantener su reserva de barriles a temperatura ideal. Pronto, sus dotes cerveceras cruzaron glaciares y llegaron a oídos de los clanes nórdicos, quienes le ofrecieron un puesto como mascota de un equipo local de Blood Bowl. Pero Paco no iba a conformarse con ser una simple figura decorativa: quería estar en el campo, aplastando cráneos y bebiendo como un campeón.
Apodado "el Birras" por su costumbre de beber un barril entero antes de cada partido (“para entrar en calor”, según él), Paco no tardó en ganarse un lugar como pilar defensivo en el equipo. Con sus embestidas gélidas y su aliento etílico, es tanto una fuerza de la naturaleza como una amenaza para la sobriedad del vestuario.
Su leyenda alcanzó la cúspide durante la II ACHO BOWL, un torneo infame por sus condiciones extremas y el nivel de brutalidad en el campo. En la final, con el marcador igualado y el equipo rival pisando fuerte, Paco pidió un “último trago” antes del saque. Aquel barril —una edición limitada de Pasión Pascal — le infundió una furia ártica imparable. En los últimos minutos, Paco aplastó a tres líneas enemigos, bloqueó una carga con la barriga y lanzó al corredor rival fuera del campo... ¡con el balón incluido!
Desde entonces, su nombre es coreado en tabernas y estadios por igual. No hay torneo en el norte que no le reserve un lugar, ni taberna que no tema quedarse sin existencias si Paco aparece.