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Los más grandes, voluminosos, afamados y panzudos Chefs halflings se reunieron en las grandes cocinas del Estadio McMurty, el terreno de juego halfling más grande del Viejo Mundo. Cada uno de ellos aportaría sus grandes conocimientos de cocina para hacer el potaje energético más potente posible y así conseguir, aunque fuera, ganar algún partido de Blood Bowl.
Todos prepararon brebajes y guisos, pócimas y cocidos, hamburguesas y perritos calientes, platos de cuchara y estofados de forma individual, cada uno en su fuego, pero no consiguieron absolutamente nada, aun a pesar de pasar una docena de hambrientos equipos halflings y probar sin éxito en todos los jugadores si habían conseguido más fuerza, más agilidad o incluso la habilidad de Placar.
Cucharón Buentonel, el jugador estrella de los GREENRIVER CHEFS, propuso una absurda idea: que todos los cocineros halflings hiciesen una marmita común, y que cada uno de ellos pusiese un ingrediente para complementar lo anteriormente depositado y así hacer la receta perfecta.
Como no tenían otra cosa que hacer, más que solo cocinar hamburguesas y más hamburguesas McMurty, todos asintieron ante esta ilógica idea. Tal vez llegase a tener razón.
Pero en vez de preparar una gran marmita, cogieron una en miniatura, que cabía perfectamente en la mano de un halfling y empezaron:
-Tenedoro Romero rellenó con caldo de mil guisos, que tenía puesto a fuego lento en una olla, aquella pequeña cacerola.
-Salchichón Tomillo sacó de una bolsita de cuero, unas pequeñas setas secas, traídas de no sé qué cueva goblin, y echó dentro un par de ellas.
-Rabano Mandil fue hasta una caja de madera y de allí cortó un trozo pequeño de carne regeneradora de troll de rio. Se tapó la nariz, por el mal olor, con una mano y con la otra lo echó dentro de aquella cacerola pequeña. Un burbujeo se produjo en aquel guiso cuando la carne se perdió entre el caldo.
-Chorizo Cacerolo agregó una pizca de unas especias provenientes de unas extrañas plantas, de lugares inhóspitos en los dominios de Ulthuam, tierra de los Altos Elfos.
El gorgoteo se hizo aun mayor.
-Hamburgueso Sartenazo, no sabiendo bien que poder echar, se miró entre los múltiples bolsillos que tenía en su sucio mandil, y de allí cogió un saquito de polvos blancos que utilizaba, de forma discontinua, para eventos, falta de erección por cansancio, constipados, limpieza de plata, etc… Negó con la cabeza. Y pensó: A ver qué pasa. Lo roció, como solo un gran chef sabe hacerlo y el burbujeo desapareció por completo.
-¡Con esto sacarás muchos POWs o tendrás una cagalera del copón! –Comentó Hambriento Grandote, el más orondo de los cocineros.
Y cogiendo al jugador estrella entre todos lo amordazaron para que no se menease mucho. Entre risas y cachondeo le hicieron tragar el brebaje de aquella pequeña marmita.
Unas pocas convulsiones, temblores, sacudidas y palabras fuera de tono después, logró finalmente deshacerse del resto de los halflins como si hubiese pisado un huevo frito recién hecho.
Sorprendidos todos, fue cuando pasó. Cucharon Buentonel se convirtió en un enorme y descomunal halfling, del tamaño de un ogro. Le colocaron una hamburguesa McMurty en la mano derecha y le pegó un gran bocado, seguido de un sonoro y oloroso pedete.
-No veo una *uta mierda, pero tengo el nabo más gordo que un centauro! -dijo el ahora ciego y sonriente Buentonel.
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